Brujas parece sacada de una postal de cuentos: sus pequeños canales, las calles empedradas y su arquitectura medieval hace que sientas que te transportas a otro mundo de sueños; aunque en nuestro caso, unos sueños bastante fríos, porque aunque era verano no tuvimos la suerte de que nos tocara un día soleado. ¡Acompáñame en esta excursión de un día en Brujas!
Como saben, estábamos de viaje en Bélgica (te dejo mi guía de Bruselas por si no la has visto) y ya habíamos visitado Gante, la joya de Flandes.
Decidimos dejar Brujas para el final porque teníamos grandes expectativas y la app del clima de mi iPhone nos dijo que haría buen tiempo (nos mintió vilmente).
Excursión de un día en Brujas
Iniciamos nuestro recorrido en la Iglesia Nuestra Señora de Brujas, uno de los edificios góticos más emblemáticos de la ciudad y de los más visitados. Si te interesa el arte, dentro hay una escultura de Miguel Ángel que para mí era desconocida.
Ya les he dicho que el clima no era el mejor; empezó a llover con lo cual nuestra segunda parada fue el Hospital de San Juan (o Sint-Janshospitaal en neerlandés). Es un lugar sorprendente, creo que no te esperas lo que vas a encontrarte antes de entrar.
Antiguamente era la institución de salud más importante en Brujas y vas a poder encontrar los objetos utilizados durante la época para curar la salud así como distintas pinturas que ayudan a ponerte en contexto y entender un poco cómo se veía la salud en esos tiempos.
El hospital, como era de esperarse, era atendido por la iglesia, por lo que podrás encontrar distintas obras religiosas siendo las más importantes las del pintor flamenco Hans Memling.
Además puedes visitar la farmacia, que anteriormente funcionaba como convento.
¿Que con esto no te convencí? Pues bueno, tienes otras opciones de museos, todos en esa misma zona de Brujas
Finalmente dejó de llover y nos aventuramos a conocer las callejuelas de Brujas.
Imprescindible:
La Plaza Mayor o Grote Mark. Igual que en Bruselas y Gante, es el centro de la ciudad y donde se encuentran los edificios más emblemáticos. Destaca la Torre del Campanario, pero como ya habíamos subido a la de Gante el día anterior, decidimos apreciar la ciudad desde abajo.
Muy cerca de allí está una de las joyas escondidas de la ciudad, la Basílica de la Santa Sangre. Desde afuera no parece gran cosa; es un edificio más bien gris, en una esquina. Realmente tienes que estarlo buscando para notarlo. Para ingresar, tienes que subir por unas pequeñas escaleras que no desvelan lo que hay en el interior.
Como lo dice su nombre, en esta basílica se resguarda la reliquia de la Santa Sangre de Cristo que, según cuenta la leyenda, fue llevada a Brujas por el Conde de Flandes directamente desde Jerusalén.
La Basílica se encuentra en la Plaza Burg, donde también están el Ayuntamiento y el Palacio de Justicia.
Próxima parada:
The House of Waffles, ya les dije que mi meta en Bélgica era conseguir los mejores Waffles y comer al menos uno al día, pues este sitio me encantó. La decoración se robó mi corazón y nuestros waffles estuvieron inmejorables. Definitivamente una necesaria parada antes de seguir conociendo la ciudad.
Después de reponer energías era hora de hacer el paseo en barca por los canales. Pudimos ver en detalle los puentes medievales más famosos como el Johanele y Caballo y fotografiar a nuestros compañeros de viaje, los cisnes. Definitivamente it’s a must, no puedes vivir el verdadero espíritu de Brujas sin recorrer sus canales.
Para cerrar el día recorrimos la orilla del Minnewater o Lago del Amor, uno de los lugares más románticos de Brujas. Como si de una postal se tratase, al fondo del Lago se erige el Castillo de la Faille, una visión que no olvidaré por mucho tiempo.
Con esto, nos llevamos una perfecta imagen de la ciudad que aún tiene mucho más para mostrar si estás dispuesto a adentrarse en sus calles.
¿Conoces Brujas?
Esta fue nuestra última parada en Bélgica, aunque esperamos seguir descubriendo los secretos de este país muy pronto.
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